Antonio Gershenson La Jornada 18 de junio de 2023
Llegar al lugar más alejado de los puntos urbanos de cada entidad es una de las metas prioritarias de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) desde su fundación. Para el general Lázaro Cárdenas del Río, presidente de la República en ese momento, estaba claro que era necesario hacer llegar la electricidad a todos los sitios poblados del país. Sin este beneficio se atrasaría el combate a la pobreza, y muy pocas comunidades lograrían un desarrollo como el planteado por la Revolución Mexicana de 1910.
Desde su creación, el 14 de agosto de 1937, la energía eléctrica ha sido motivo de disputa por recuperar ese generoso negocio para la empresa privada. También, después de la expropiación que llevó a cabo el presidente Adolfo López Mateos, la CFE ha estado en la mira para dar marcha atrás a la recuperación de la industria eléctrica rescatada por el ex mandatario priísta.
Recordemos el primer mandato de la Carta Magna artículo primero: corresponde exclusivamente a la nación, generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público en los términos del artículo 27 Constitucional.
No obstante, la existencia de la ley que constata el carácter de nacional y de propiedad del pueblo, el saqueo a la CFE y a Luz y Fuerza del Centro se llevó a cabo por los gobiernos neoliberales, especialmente durante el sexenio panista de Felipe Calderón.
Durante este lapso continuó la idea de que cualquier empresa particular extranjera o nacional podía libremente venir a invertir, con todas las ventajas, especificadas en los contratos.
También se creó el mito de que durante ese tiempo la base obrera, técnicos y administradores habían caído en la indolencia profesional y habían perdido capacidad para seguir sosteniendo a la paraestatal.
Por tanto, se elaboró un segundo mito que afirmaba la incapacidad de competir en la producción de electricidad con las empresas extranjeras.
Por lo tanto la Comisión Federal de Electricidad ya no representaba un beneficio para la población mexicana.
Tenemos un ejemplo reciente: la presencia de una firma extranjera, Iberdrola, abusó de las condiciones de sus contratos, con el permiso y complicidad de sus benefactores del Poder Ejecutivo panista.
Es importante conocer los planes sobre energía que propondrán quienes se perfilan para contender por la Presidencia de la nación el próximo año.
En el presente sexenio se han retomado los objetivos anteriores al periodo neoliberal. Uno de ellos es garantizar que todas las familias, los lugares públicos, zonas de recreación, hospitales, fábricas y todo aquel lugar que necesite el acceso a la energía eléctrica puedan contar con ese beneficio, sobre todo porque es un derecho de la población.
Ese derecho, justamente, debe puntualizarse y confirmarse a lo largo de los próximos contratos que pudieran existir con empresas que inviertan en los siguientes sexenios.
Hemos podido constatar, durante algunos eventos, no sólo entre la población nacional, que la industria eléctrica mexicana cuenta con lo mejor de sus profesionales, de su personal técnico y administrativo. Así lo han demostrado en algunos grandes apagones que han afectado, incluso, a zonas del sur de Estados Unidos.
Ninguna compañía extranjera podrá, de nuevo, intentar aprovecharse de la facilidad que les proporcionaban los gobiernos anteriores al del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La defensa de la soberanía energética es imprescindible para demostrar que se está con la Cuarta Transformación (4T) y que, en verdad, justifica la llegada a la Presidencia de la República del ganador, o ganadora.
La Comisión Federal de Electricidad es también, como lo es la industria de los hidrocarburos, una identidad de la población y representa la posibilidad de consolidar una nueva era de gobiernos antineoliberales que se inició el primero de julio de 2018.
La lucha por la defensa de la fuente de trabajo que tenía el personal del sector de energía eléctrica comenzó mucho antes de la creación de la CFE.
Durante la presencia de la empresa canadiense The Mexican Light & Power Company, Ltd, fundada en 1898 y la única ganadora de las concesiones que hizo Porfirio Díaz, la incipiente organización de un sindicato mantuvo viva la exigencia de mejores condiciones de trabajo. Esta lucha ha pasado de generación en generación hasta lograr la fundación del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Esta organización ha cobijado otros movimientos obreros con gran solidaridad e identificación de clase, y es la que garantizará que el servicio de alumbrado público se mantenga al 100.
@AntonioGershens . antonio.gershenson@gmail.com
Comentários