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Cuba: Fidel desenmascara al Imperialismo y define el carácter socialista de la Revolución.

Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en las honras fúnebres de las víctimas del bombardeo a distintos puntos de la república, efectuado en 23 y 12, frente al cementerio de Colón, el día 16 de abril de 1961.

Compañeros del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias;

Cubanos todos:

Es la segunda vez que nos reunimos en esta misma esquina. Fue la primera en ocasión de aquel acto de sabotaje que le costó la vida a casi un centenar de obreros y soldados.

En aquella ocasión el crimen que se había cometido contra nuestro pueblo fue necesario explicarlo por una serie de deducciones; en aquella ocasión fue necesario probar que aquel sabotaje no podía haberse realizado en nuestro territorio, es decir, no podía haberse preparado en nuestro territorio dadas las condiciones de vigilancia cuidadosa con que se realizaba la descarga de aquel barco. No era posible suponer que se debiese a un accidente, ya que aquel tipo de parque que se estaba descargando no podía explotar a consecuencia de una caída.

Fue necesario hacer historia de los antecedentes que señalaban a los culpables de aquel hecho criminal; fue necesario recordar todo el interés que el gobierno de Estados Unidos había puesto, y todas las gestiones que había hecho, para evitar que esas armas que ustedes estaban levantando hace un momento, llegaran a nuestras manos.

Desde el inicio del Gobierno Revolucionario el primer esfuerzo que realizaron los enemigos de la Revolución fue impedir que nuestro pueblo se armara. Los primeros pasos que dieron nuestros enemigos eran tendientes a mantener desarmado a nuestro pueblo, y ante el fracaso de las presiones de tipo político que se habían hecho para impedir que nosotros adquiriésemos esas armas, ante el fracaso de los primeros pasos de tipo diplomático, acudieron al sabotaje, acudieron a la utilización de procedimientos de violencia para impedir que esas armas llegaran a nuestras manos, para dificultar la adquisición de esas armas y, a la postre, lograr con el gobierno de donde provenían esas armas la supresión de las ventas que estaban haciendo a nuestro país.

Aquel zarpazo costó la vida de numerosos obreros y soldados, y cuando en aquella ocasión nosotros afirmamos que teníamos derecho a pensar que los culpables de aquel sabotaje eran los que estaban interesados en que nosotros no recibiéramos esas armas, ustedes recordarán cómo el gobierno de Estados Unidos protestó, cómo el gobierno de Estados Unidos dijo que aquello era una imputación injusta, y cómo pretendieron afirmar ante el mundo que ellos no tenían nada que ver con la explosión del vapor La Coubre.

Sin embargo, a todos nosotros, a nuestro pueblo, le quedó la profunda convicción de que la mano que había preparado aquel hecho bárbaro y criminal, era la mano de los agentes secretos del gobierno de Estados Unidos.

Estábamos empezando, sin embargo, para muchas personas en este país, y aun fuera de este país, resultaba difícil creer que el gobierno de Estados Unidos fuese capaz de llegar a tanto; resultaba difícil creer que los dirigentes de un país fuesen capaces de llevar a la práctica procedimiento semejante. Era posible que para alguna gente existía por parte del Gobierno Revolucionario una desconfianza excesiva, que existía por parte de los cubanos un recelo excesivo y una suspicacia excesiva; todavía era posible que una parte del pueblo se sintiese escéptico sobre aquellas afirmaciones; todavía nosotros no habíamos podido adquirir la dura experiencia que hemos ido adquiriendo durante estos dos años y medio; todavía no conocíamos bien a nuestros enemigos; todavía no conocíamos bien sus procedimientos; todavía no sabíamos lo que era la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos; todavía no habíamos tenido oportunidad de ir comprobando, día a día, sus actividades criminales contra nuestro pueblo y nuestra Revolución.

No era solamente aquel hecho aislado. Ya nuestro país venía sufriendo una serie de agresiones, ya nuestro país venía sufriendo una serie de incursiones por parte de aviones piratas que un día lanzaban proclamas, otro día quemaban nuestras cañas, y otro día trataban de lanzar una bomba sobre uno de nuestros centrales azucareros.

En aquella ocasión, en que precisamente por el estallido de la bomba que iban a lanzar explotó el avión pirata con sus tripulantes, cayendo hecho pedazos sobre nuestro territorio, en aquella ocasión, no pudo el gobierno de Estados Unidos negar, como lo venía haciendo, que aquellos aviones salían de sus costas; no pudo el gobierno de Estados Unidos, ante los restos de aquellos pilotos, ante la documentación ocupada intacta, y ante los números del avión que había caído sobre nuestro territorio, no pudo negar la realidad, y entonces se decidieron por darnos, o mejor dicho, se decidieron por pedirnos una excusa y darnos una explicación.

Desde luego que a todo el mundo se le hacía difícil comprender que un avión y muchos aviones pudiesen salir y entrar en el territorio de Estados Unidos, sin que fuesen observados por las autoridades de ese país, sin que fuesen registrados por los equipos modernos que en ese país poseen para detectar aviones. Pero en aquella ocasión nos pidieron excusas y nos dieron explicaciones.

Sin embargo, los vuelos no se paralizaron. Durante un tiempo largo continuaron las incursiones aéreas y en una ocasión una de aquellas incursiones costó a nuestro país un saldo elevado de víctimas. Sin embargo, ninguno de aquellos hechos tenía el carácter de un ataque militar; ninguna de aquellas incursiones pasaban de ser actos de hostigamiento por parte de aviones de tipo pirata, que un día quemaban las cañas, otro día trataban de lanzar granadas, otro día trataban de lanzar proclamas y, en fin, hacían víctima a nuestro país de un hostigamiento sistemático, y trataban de ocasionar daños de tipo económico, pero de una manera que nunca había revestido los caracteres de un ataque de tipo militar.

La explosión de La Coubre fue un acto de sabotaje preparado por los agentes de la Central de Inteligencia yanki. Los ataques por parte de aviones piratas eran ataques de tipo esporádico. Nunca se había llevado a cabo una operación que revistiera todas las características de una operación de carácter netamente militar.

En días recientes, semanas atrás, una embarcación pirata penetró en el puerto de Santiago de Cuba, cañoneó la refinería que está allí instalada, y al mismo tiempo causó víctimas con sus disparos entre soldados y marinos que estaban destacados a la entrada de la bahía.

Todo el mundo sabía que una operación de ese tipo, con embarcaciones de aquella naturaleza, no podía llevarse a cabo si no era con barcos facilitados por los norteamericanos y abastecidos por los norteamericanos en algún lugar de la zona del Caribe.

Aquel hecho situaba a nuestro país en una situación especial: nos hacía vivir, en pleno siglo XX, como se vieron obligados a vivir los pueblos y las aldeas en este continente en los siglos XVI y XVII, como se vieron obligados a vivir las ciudades y los pueblos en la época de los piratas y de los filibusteros. Colocaba a nuestro país en una situación especial en virtud de la cual nuestras fábricas, nuestros ciudadanos, nuestros pueblos, tenían que vivir a merced, cuando no de un avión que quemara nuestros cañaverales, un avión que tratara de lanzar una bomba sobre nuestros centrales azucareros, o un avión que ocasionara víctimas en nuestra población, o de un barco que penetrara en nuestros puertos y cañoneara descaradamente —cosa que no había ocurrido nunca, cosa que no ha ocurrido nunca en lo que transcurre de este siglo en este continente.

Porque este continente sí había sabido lo que eran cañones navales; este continente si había sabido lo que eran ciudades bombardeadas, y este continente si había sabido lo que eran desembarcos de tropas extranjeras. Y lo había sabido en México, y lo había sabido en Nicaragua, y lo había sabido en Haití, y lo había sabido en Santo Domingo, y lo había sabido en Cuba, porque todos estos pueblos habían conocido lo que eran las flotas y los cañones de Estados Unidos, y todos estos pueblos habían tenido oportunidad de saber lo que eran las intervenciones de la infantería de marina de Estados Unidos.

Lo que ningún pueblo de este continente había tenido oportunidad de conocer era ese tipo de hostigamiento por aire y por mar, era ese tipo de operaciones filibusteras por aire y por mar; lo que este continente no había tenido oportunidad de conocer —continente que había conocido intervenciones, continente que había conocido ejércitos mercenarios organizados por Estados Unidos—, lo que ningún pueblo de este continente había tenido oportunidad de conocer era esa acción sistemática por parte de los servicios secretos del gobierno de Estados Unidos, esa acción sistemática de sabotaje y de destrucción por parte de un poderoso organismo que cuenta con todos los recursos económicos y con los medios más modernos de sabotaje y de destrucción; lo que nunca un pueblo de este continente había tenido que conocer era la lucha contra la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos, empeñada a toda costa, cumpliendo instrucciones de su gobierno, en entorpecer la marcha pacífica y esforzada de una nación, en destruir sistemáticamente el fruto del trabajo de un pueblo, en destruir sistemáticamente los recursos económicos, los establecimientos comerciales, las industrias, y lo que es peor: vidas valiosas de obreros, de campesinos y de ciudadanos laboriosos y honestos de este país.

Ese tipo de lucha no lo había conocido ningún pueblo de América, ni incursiones de aviones piratas, ni incursiones de barcos piratas, ni sabotaje de carácter internacional organizado por un poderoso organismo que cuenta, como dije, con poderosísimos recursos económicos y técnicos para ello.

Nuestro país se había convertido quizás en el único país del mundo cuyos pueblos y ciudades podían ser hostigados por aviones piratas, cuyos puertos podían ser atacados por barcos piratas. Y que nosotros supiéramos, no existía ni existe en estos instantes un solo caso de un país que no esté en guerra con ningún otro país, que no esté enfrascado en una guerra civil, y que tenga que estar soportando ese tipo de ataque por parte de aviones y barcos piratas y, además, esa campaña sistemática de destrucción contra las riquezas y las vidas de los cubanos que viene realizando ese cuerpo secreto del gobierno de Estados Unidos.

Pero con todo eso, ninguno de los hechos anteriores había revestido, como en el caso de ayer, una agresión de carácter típicamente militar. No se trató del vuelo de un avión pirata, no se trató de la incursión de un barco pirata: se trató nada menos que de un ataque simultáneo en tres ciudades distintas del país, a la misma hora, en un amanecer; se trató de una operación con todas las reglas de las operaciones militares.

Tres ataques simultáneos al amanecer, a la misma hora, en la ciudad de La Habana, en San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba, tres puntos distantes unos de otros, y sobre todo uno de ellos con respecto a los otros dos, llevados a cabo con aviones de bombardeo tipo B-26, con lanzamiento de bombas de alto poder destructivo, con lanzamiento de rockets y con ametrallamiento sobre tres puntos distintos del territorio nacional. Se trató de una operación con todas las características y todas las reglas de una operación militar.

Fue, además, un ataque por sorpresa; fue un ataque similar a esos tipos de ataques con que los gobiernos vandálicos del nazismo y del fascismo acostumbraban a agredir a las naciones. Los términos de declaración de guerra no fueron términos que conocieran los gobiernos fascistas de Europa. Los ataques armados sobre los pueblos de Europa por las hordas hitlerianas fueron siempre ataques de este tipo: ataques sin previo aviso, ataques sin declaración de guerra, ataque artero, ataque traicionero, ataque por sorpresa. Y así fueron invadidos por sorpresa Polonia, Bélgica, Noruega, Francia, Holanda, Dinamarca, Yugoslavia y otros países de Europa. Y cuando en medio de aquella guerra el gobierno imperialista del Japón quiso entrar en ella, no medió declaración de guerra, no medió aviso previo. En la madrugada de un domingo —si mal no recuerdo—, el 7 ó el 8 de diciembre de 1941, una mañana los barcos y los aviones japoneses atacaron en forma sorpresiva la base naval de Pearl Harbor, y destruyeron casi totalmente los barcos y los aviones de las fuerzas navales de Estados Unidos en el Pacífico. Todo el mundo recuerda aquella fecha, todo el mundo recuerda la ola de indignación que causó en el pueblo de Estados Unidos, todo el mundo recuerda la irritación que produjo en aquel país y la indignación que produjo en el resto del mundo aquel ataque llevado a cabo en forma artera y sorpresiva. El pueblo de Estados Unidos se movilizó ante aquella agresión, y el pueblo de Estados Unidos no quiso olvidar nunca aquella forma traicionera y cobarde con que sus barcos y sus aviones fueron atacados en un amanecer del mes de diciembre de 1941.

Y aquel hecho quedó como símbolo de traición; aquel hecho ha perdurado en la historia de Estados Unidos como un hecho que quiso decir felonía, ruindad y cobardía. Pearl Harbor le recuerda a Estados Unidos la traición; Pearl Harbor le recuerda al pueblo de Estados Unidos la ruindad, la cobardía y la felonía; Pearl Harbor fue un hecho que la historia y la opinión de Estados Unidos anatematizan como hecho indigno, como hecho traicionero y como hecho cobarde.

En el dia de ayer... no pretendemos con esto hacer comparaciones, porque cuando los japoneses luchaban contra los norteamericanos, era una pugna entre dos países imperialistas, era una pugna entre dos países capitalistas, era una pugna entre dos gobiernos explotadores, era una pugna entre dos gobiernos colonialistas, era una pugna entre dos gobiernos que intentaban dominar los mercados, las materias primas y la economía de una parte considerable del mundo.

Y la pugna existía entre esos dos gobiernos, si bien el imperialismo norteamericano no tenía en aquel tiempo las características agresivas del imperialismo japonés, si no era un imperialismo de las características guerreristas del imperialismo japonés; si bien en aquel entonces potencias imperialistas luchaban entre sí, y entre aquellos imperialismos el menos guerrerista y el menos agresivo era el imperialismo norteamericano en escala mundial —para América Latina siempre había sido un imperialismo agresivo y guerrerista, pero guerrerismo de potencia poderosa contra pueblos débiles, guerrerismo cobarde de nación grande y poderosa contra naciones pequeñas y desarmadas— en el orden mundial el imperialismo norteamericano era menos agresivo y menos guerrerista que el imperialismo alemán, que el imperialismo italiano y que el imperialismo japonés. En este caso no se trata de la lucha entre dos fuerzas explotadoras, en este caso no se trata de la pugna entre dos imperialismos.

Y si el ataque a Pearl Harbor fue un ataque condenable por la forma en que se produce, sorpresivamente y violando las normas más elementales y las tradiciones de las relaciones entre los pueblos, la pugna en este caso que nos envuelve a nosotros es la pugna entre un gobierno imperialista y un gobierno revolucionario, es la pugna entre un imperialismo guerrerista y agresivo y una revolución social que destruye, precisamente, todas las formas de explotación, no solo de explotación de un pueblo por otro, sino incluso la explotación de una parte del pueblo por otra parte del pueblo.

Nos diferenciamos de Estados Unidos en que Estados Unidos es un país que explota a otros pueblos, en que Estados Unidos es un país que se ha apoderado de una gran parte de los recursos naturales del mundo, y que hace trabajar en beneficio de su casta de millonarios a decenas y decenas de millones de trabajadores en todo el mundo. Y nosotros no somos un país que explotemos a otros pueblos; nosotros no somos un país que nos hayamos apoderado, ni estemos luchando por apoderarnos de los recursos naturales de otros pueblos; nosotros no somos un país que estemos tratando de hacer trabajar a los obreros de otros pueblos para beneficio nuestro.

Nosotros somos todo lo contrario: un país que está luchando porque sus obreros no tengan que trabajar para la casta de millonarios norteamericanos (Aplausos); nosotros constituimos un país que está luchando por rescatar nuestros recursos naturales, y hemos rescatado nuestros recursos naturales de manos de la casta de millonarios norteamericanos.

Nosotros no somos un país en virtud de cuyo sistema una mayoría del pueblo, una mayoría de los obreros, de las masas del país constituidas por los obreros y los campesinos, estén trabajando para una minoría explotadora y privilegiada de millonarios; no constituimos un país en virtud de cuyo sistema grandes masas de población estén discriminadas y preteridas, como están las masas negras en Estados Unidos; nosotros no constituimos un país en virtud de cuyo sistema una parte minoritaria del pueblo viva parasitariamente, a costa del trabajo y del sudor de la masa mayoritaria del pueblo.

¡Nosotros, con nuestra Revolución, no solo estamos erradicando la explotación de una nación por otra nación, sino también la explotación de unos hombres por otros hombres! (Aplausos.)

¡Sí! Nosotros hemos declarado en asamblea general histórica que se condena la explotación del hombre por el hombre (Aplausos); ¡nosotros hemos condenado la explotación del hombre por el hombre, y nosotros erradicaremos en nuestra patria la explotación del hombre por el hombre! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel!, ¡Fidel!”)

Nos diferenciamos de Estados Unidos en que allí un gobierno de castas privilegiadas y poderosas ha establecido un sistema, en virtud del cual esa casta explota al hombre dentro del propio Estados Unidos, y esa casta explota al hombre fuera de Estados Unidos.

Estados Unidos constituye políticamente hoy un sistema de explotación de otras naciones por una nación, y un sistema de explotación del hombre por otros hombres.

Por eso, la pugna entre Japón y Estados Unidos era una pugna entre sistemas similares; la pugna entre Estados Unidos y Cuba es una pugna de principios distintos, es decir, es una pugna entre los que carecen de todo principio humano y los que hemos enarbolado la defensa de los principios humanos (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”).

Es decir que si el ataque a Pearl Harbor constituyó un crimen, fue un crimen entre imperialistas, fue un crimen entre explotadores, en que un gobierno explotador quiso aniquilar a otro sistema explotador, en que un imperialismo quiso aniquilar a otro imperialismo. El crimen de ayer, sin embargo, fue el crimen de los explotadores imperialistas contra un pueblo que quiere librarse de la explotación, contra un pueblo que quiere implantar la justicia, ¡fue un crimen entre los explotadores del hombre y los que quieren abolir la explotación del hombre! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”)

Si el ataque a Pearl Harbor fue considerado por el pueblo de Estados Unidos como un crimen y como un acto traicionero y cobarde, nuestro pueblo tiene derecho a considerar el ataque imperialista de ayer como un hecho dos veces criminal, dos veces artero, dos veces traicionero ¡y mil veces cobarde! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Cuba sí, yankis no!”) Y si el pueblo de Estados Unidos se consideró con el derecho de enjuiciar al gobierno que preparó y perpetró aquel ataque como un gobierno de viles y de miserables, ¡nuestro pueblo tiene derecho a calificar de mil veces vil y miserable al gobierno que preparó ese ataque contra nuestro país! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Pim, pom, fuera, abajo Caimanera!”) Si el pueblo de Estados Unidos tuvo derecho a calificar de cobarde aquel ataque sorpresivo, es decir, aquel ataque por parte de un país poderoso a otro país poderoso, de un país que poseía muchos barcos y muchos aviones contra otro país que poseía muchos barcos y muchos aviones, ¡nosotros tenemos derecho a calificar de mil veces cobarde el ataque de un país que tiene muchos barcos y muchos aviones contra un país que tiene muy pocos barcos y muy pocos aviones! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”)

Con todo y eso, cuando los japoneses atacaron a Pearl Harbor, afrontaron la responsabilidad histórica de sus hechos. Cuando los japoneses atacaron a Pearl Harbor, no trataron de ocultar que fueron ellos los organizadores y los ejecutores de aquel ataque, afrontaron las consecuencias históricas y las consecuencias morales de sus hechos. Sin embargo, cuando en este caso el país poderoso y rico prepara la agresión sorpresiva y cobarde contra el país pequeño, el país que no tiene medios militares para responder a la agresión, ¡aunque sí para resistirla hasta la última gota de sangre!... (Aplausos y exclamaciones de: “¡Patria o Muerte!”)


Con toda seguridad que el gobierno imperialista de Estados Unidos actúa así con nosotros porque nosotros no somos un país poderoso; con toda seguridad que actúa así con nosotros porque sabe que nosotros no podemos ripostarles cómo se merecen los hechos criminales y cobardes que ejecutan contra nosotros (Aplausos); con toda seguridad que si nosotros fuésemos un país militarmente poderoso, ¡el gobierno imperialista de Estados Unidos no se atrevería jamás a perpetrar semejantes hechos contra nosotros! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Asesinos!”)

Cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor, asumieron la responsabilidad, y estos señores no, estos señores preparan el ataque, organizan el ataque, entregan los aviones, entregan las bombas, entrenan a los mercenarios, les pagan a los mercenarios, ¡y realizan el ataque sin el valor de afrontar la responsabilidad histórica y moral de sus hechos! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Son cobardes!, ¡son cobardes!”)

El gobierno imperialista de Japón actuó y no trató de ocultar la responsabilidad; en cambio, el presidente de Estados Unidos (Exclamaciones de: “¡Fuera!”), es como la “gatica de María Ramos”, que “tira la piedra y esconde la mano” (Exclamaciones de: “¡Fuera!, ¡Fuera!”). ¡El presidente Kennedy, como la “gatica de María Ramos, tira la piedra y esconde la mano!” Esas son las palabras con que se puede resumir la política del gobierno de Estados Unidos.

Sin embargo, ¡cómo sirven estos hechos para comprender!, ¡cómo sirven estos hechos para enseñarnos las realidades del mundo!, ¡cómo sirven estos hechos para educar a nuestro pueblo! Son caras las lecciones, son dolorosas las lecciones, son sangrientas las lecciones, pero ¡cómo aprenden los pueblos con esos hechos!, ¡cómo aprende nuestro pueblo!, ¡cómo se educa y cómo se crece nuestro pueblo!

Por algo en estos instantes sabemos tantas cosas que otros pueblos ignoran; por algo somos en estos instantes uno de los pueblos que más ha aprendido, en menos tiempo, en la historia del mundo.

Y estos hechos de ayer nos van a enseñar, estos hechos dolorosos de ayer nos van a ilustrar, y nos van a mostrar, quizás con más claridad que ningún otro hecho de los ocurridos hasta hoy, lo que es el imperialismo.

Quizás ustedes tienen una idea de lo que es el imperialismo; ustedes quizás antes se preguntaron muchas veces qué era el imperialismo y qué significaba esa palabra.

¿Será que los imperialista s realmente significan algo tan malo? ¿Será que no hay mucha pasión en todas las acusaciones que se le hacen? ¿Será producto del sectarismo todas las cosas que hemos oído decir del imperialismo norteamericano? ¿Serán ciertas todas las cosas que se afirman del imperialismo norteamericano? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo desvergonzados que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo canalla y malvados que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo sanguinario, lo ruin y lo cobarde que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿O será exageración? (Exclamaciones de: ”¡No!”) ¿O será sectarismo? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿O será exceso de pasión? (Exclamaciones de: “¡No!”)

¿Pero será posible que los imperialistas hagan las cosas que se afirma que han hecho? ¿Será cierto todo cuanto se ha afirmado de sus hechos vandálicos en el orden internacional, de sus provocaciones? ¿Fueron ellos los que provocaron la guerra de Corea? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)

¡Qué difícil era saber lo que pasaba en el mundo cuando a nuestro país no llegaban más noticias que las noticias norteamericanas! ¡Cuánto engaño inculcarían en nosotros y de cuántas mentiras nos harían víctima! Si alguno le quedara alguna duda, si alguno en este país de buena fe —y no hablo de la miserable gusanera, hablo de hombres y mujeres capaces de pensar honradamente, aunque no pensaran como nosotros—, si alguno le quedara alguna duda, si alguno creyera que quedara un ápice de honra en la política yanki, si alguno creyera que quedara un ápice de moral en la política yanki, si alguno creyera que quedara un átomo de vergüenza o de honradez o de justicia en la política yanki, si alguno en este país, en este país afortunado que ha tenido la oportunidad de ver, en este país afortunado que ha tenido la oportunidad de aprender aunque haya sido un aprendizaje sangriento, pero un aprendizaje de libertad y un aprendizaje de dignidad... (Aplausos.)

Si alguno en este país, que ha tenido el privilegio de ver convertirse a todo un pueblo en un pueblo de héroes y en un pueblo de hombres dignos y valientes (Aplausos); si alguno en este país, cuyo cúmulo de mérito, de heroísmo y de sacrificio crece por día, tuviese o albergase todavía alguna duda; si aquellos que no pensaran como nosotros creen que enarbolan o defienden una bandera honrada, creen que enarbolan o defienden una bandera justa, y por creer eso son proyankis y son defensores del gobierno de Estados Unidos; si alguno de buena fe quedara en nuestro país de esos, sirvan estos hechos que vamos a analizar para que no les quede ya ninguna duda.

En el día de ayer, como todo el mundo sabe, aviones de bombardeo divididos en tres grupos, a las 6:00 en punto de la mañana penetraron en el territorio nacional procedentes del extranjero y atacaron tres puntos del territorio nacional; en cada uno de esos puntos los hombres se defendieron heroicamente, en cada uno de esos puntos corrió la sangre valerosa de los defensores (Aplausos), en cada uno de esos puntos hubo miles y cuando no cientos y cientos de testigos de lo que allí ocurrió. Era, además, un hecho que se esperaba; era algo que todos los días se estaba esperando; era la culminación lógica de las quemas a los cañaverales, de los centenares de violaciones a nuestro espacio aéreo, de las incursiones aéreas piratas, de los ataques piratas a nuestras refinerías por embarcación que penetró en una madrugada; era la consecuencia de lo que todo el mundo sabe; era la consecuencia de los planes de agresión que se vienen fraguando por Estados Unidos en complicidad con gobiernos lacayos en América Central; era la consecuencia de las bases aéreas que todo el pueblo sabe y todo el mundo conoce, porque lo han publicado hasta los propios periódicos y agencias de noticias norteamericanas, y las propias agencias y los propios periódicos se han cansado de hablar de los ejércitos mercenarios que organizan, de los campos de aviación que tienen preparados, de los aviones que les había entregado el gobierno de Estados Unidos, de los instructores yankis, de las bases aéreas establecidas en territorio guatemalteco.

Esto lo sabía todo el pueblo de Cuba, esto lo sabía todo el mundo. El ataque ocurre ayer en presencia de miles y miles de hombres, ¿y qué ustedes creen que han dicho los gobernantes yankis frente a este hecho insólito? Porque ya no se trata de la explosión de La Coubre, que se realiza corno acto de sabotaje taimado y oculto, ya se trataba de un ataque simultáneo a tres puntos del territorio nacional, con metralla, con bomba, con cohetes, con aviones de guerra que todo el mundo vio. Se trataba de un hecho público, un hecho esperado, un hecho que, previa su realización, el mundo lo sabía.

Y para que quede una constancia histórica, para que nuestro pueblo aprenda de una vez y para siempre, y para que puedan aprender aquella parte de los pueblos de América a los que pueda llegar, aunque solo sea un rayo de luz de la verdad, le voy a explicar al pueblo, les voy a enseñar cómo proceden los imperialistas (Aplausos).

¿Creen ustedes que el mundo iba a enterarse del ataque a Cuba, creen ustedes que el mundo iba a enterarse de lo ocurrido, creen ustedes o concibieron ustedes que fuese posible intentar apagar en el mundo el eco de las bombas y los rockets criminales que tiraron ayer en nuestra patria?, ¿que eso se le habría ocurrido a alguien en el mundo?, ¿que alguien pudiese tratar de engañar al mundo entero, tratar de ocultarle la verdad al mundo entero, tratar de estafar al mundo entero? Pues bien, en el dia de ayer no solo atacaron nuestra tierra, en ataque artero y criminal preparado, y que todo el mundo sabía, y con aviones yankis, y con bombas yankis, y con armas yankis, y con mercenarios pagados por la Agencia Central de Inteligencia yanki; no solamente hicieron eso, y no solamente destruyeron bienes nacionales, y no solamente destruyeron vidas de jóvenes, muchos de los cuales no habían cumplido todavía ni los 20 años (Exclamaciones), sino que además, además, el gobierno de Estados Unidos ha intentado en el día de ayer estafar al mundo. El gobierno de Estados Unidos ha intentado en el día de ayer estafar al mundo de la manera más cínica y más desvergonzada que pudo concebirse jamás (Aplausos).

Y aquí están las pruebas, aquí están las pruebas de cómo actúa el imperialismo, de toda la mecánica operativa del imperialismo, de cómo el imperialismo no solamente comete crímenes contra el mundo, sino que estafa al mundo. Pero que estafa al mundo no solamente robándole su petróleo, sus minerales, el fruto de los trabajos de los pueblos, sino que estafa al mundo moralmente endilgándole al mundo las mentiras y las cosas más truculentas que nadie pueda imaginarse.

Y aquí están las pruebas. Ante nuestro pueblo vamos a leer lo que el imperialismo le dijo al mundo, vamos a mostrar lo que el mundo supo en el día de ayer, lo que le dijeron al mundo, y lo que tal vez les han hecho creer a decenas y a decenas de millones de seres humanos, lo que publicaron ayer miles y miles de periódicos, lo que pronunciaron ayer miles y miles de estaciones de radio o de televisión, de lo que pasó en Cuba, de lo cual supo el mundo, o una gran parte del mundo, una parte considerable del mundo, a través de las agencias yankis.

Cables de la UPI (Abucheos):

“Miami, abril 15. Pilotos cubanos que escaparon de la fuerza aérea de Fidel Castro, aterrizaron en la Florida con bombarderos de la Segunda Guerra Mundial tras haber volado instalaciones militares cubanas, para vengar la traición de un cobarde entre ellos.”

Repito: “Miami, abril 15. UPI”—distribuido por todo el mundo, publicado por miles de periódicos, estaciones de radio y de televisión. “Pilotos cubanos” —pilotos cubanos, eso es lo que le han dicho al mundo, eso es lo que le han dicho al mundo después que organizaron los aeródromos en Guatemala, enviaron los aviones, enviaron las bombas, enviaron la metralla y entrenaron a los mercenarios, y les dieron las órdenes a los mercenarios, lo cual todo el mundo lo sabía. y esto es lo que le dicen al mundo después que han violado cientos de veces el espacio aéreo, ante el hecho más escandaloso, ante el hecho más insólito, ante un hecho que por sí solo iba a constituir un escándalo mundial, ¿qué han hecho los gringos?, ¿qué ha hecho el gobierno gringo?

“Miami, abril 15. UPI. Pilotos cubanos que escaparon de la fuerza aérea de Fidel Castro, aterrizaron hoy en Florida con bombarderos de la Segunda Guerra Mundial tras haber volado instalaciones militares cubanas para vengar la traición de un cobarde entre ellos. Uno de los bombarderos B-26 de la fuerza aérea de Cuba aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, acribillado por el fuego de artillería antiaérea y de ametralladoras, y con solo uno de sus dos motores en funcionamiento. Otro descendió en la estación aérea de la marina en Cayo Hueso; un tercer bombardero aterrizó en otro país extranjero —no dice cuál—, distinto al que los tres aviones habían proyectado —escúchese—, habían proyectado originalmente dirigirse después del ataque, según fuentes cubanas locales competentes. Circulan versiones no confirmadas de que otro avión, otro aeroplano, se estrelló en el mar cerca de la isla Tortuga (Aplausos). De todos modos, la marina de Estados Unidos investiga el caso. Los pilotos que pidieron no se divulgaran su identidad... (Exclamaciones) descendieron de sus aviones vistiendo sus uniformes de maniobra, e inmediatamente solicitaron asilo en Estados Unidos (Exclamaciones).

“Edward Ahrens —vean—, Edward Ahrens, director del Servicio de Inmigración de Miami, declaró que las solicitudes están a consideración. El aviador con bigotes que descendió en Miami expresó a los funcionarios de inmigración que él y otros tres pilotos de la fuerza aérea cubana tenían proyectado desde hacía meses escapar de la Cuba de Castro. Añadió que a causa de la traición de Galo fue que él y los otros dos resolvieron darle una lección con el bombardeo y ametrallamiento de las instalaciones de las bases aéreas en su camino hacia la libertad. Dijo que él había actuado sobre su propia base, la de San Antonio de los Baños, y que los otros pilotos atacaron otras. Este piloto se mostró dispuesto a conversar con los periodistas, pero inclinó la cabeza y se puso anteojos para el sol cuando los fotógrafos intentaron tomarle vistas.

“Explicó que —óigase bien qué tamaña mentira y qué cosa tan absurda—, explicó que él y los otros pilotos habían dejado familia en Cuba y temía represalia de Castro contra sus parientes.” Es decir que afirman que se robaron los aviones, que desertaron y que no dicen sus nombres para que no sepan cómo se llaman los que se robaron los aviones y los que desertaron. Y eran pilotos de la fuerza aérea, dicen ellos. Es indiscutible que el americano que escribió esto estaba completamente borracho en la mañana de ayer (Aplausos).

“Miami, UPI. El piloto del bombardero que aterrizó en Miami explicó que era uno de los 12 pilotos de B-26 que continuaron en la fuerza aérea de Cuba después de la deserción de Díaz Lanz y de las expurgaciones que siguieron. Díaz Lanz era el jefe de la fuerza aérea de Castro, pero desertó a comienzos de 1959, poco después de haber asumido este el gobierno. Añadió que él tenía hoy la misión de efectuar una patrulla de rutina en la zona de su base, y que los otros dos pilotos estacionados en Campo Libertad, en las afueras, despegaron con excusas; uno de ellos debía efectuar hoy un vuelo a Santiago de Cuba y el otro dijo que quería verificar su altímetro. El estaba en el aire cinco minutos después de las 6:00 de la mañana. Mis camaradas, añadió, despegaron más temprano para atacar los aeródromos que habíamos dispuesto castigar. Luego, y debido a que se me acababa el combustible, tuve que tomar rumbo a Miami, porque no estaba en condiciones de llegar a nuestro destino convenido. Es posible que los otros fueran a ametrallar otro campo antes de alejarse, tal vez la playa de Baracoa donde Fidel tiene su helicóptero. El aviador no reveló cuál era el destino convenido.”

Cables de la AP (Exclamaciones):

“Miami, 15. AP —lo que le han dicho al mundo—, Miami 15, AP. Tres pilotos cubanos de bombarderos, temiendo ser traicionados en sus planes para escapar del gobierno de Fidel Castro, huyeron hoy a Estados Unidos después de ametrallar y bombardear los aeropuertos en Santiago y La Habana.

“Uno de los dos bombarderos bimotores, de la época de la Segunda Guerra Mundial, aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, con un teniente en los controles del avión. Refirió la forma en que él y otros tres de los 12 pilotos de aviones B-26, que son los que quedan en la fuerza aérea cubana, proyectaron durante meses huir de Cuba.

“El otro avión, con dos hombres a bordo, aterrizó en la estación aeronaval de Cayo Hueso. Los nombres de los pilotos fueron mantenidos en reserva. Las autoridades de inmigración pusieron en custodia a los cubanos y confiscaron los aviones.

“Aproximadamente 100 cubanos refugiados congregados en el aeropuerto vivaron y aplaudieron cuando el piloto fue llevado hasta la oficina de la aduana y luego transportado hacia un lugar que no se dio a conocer.”

Vean esto: “Edgard Ahrens, director distrital del Servicio de Inmigración de Estados Unidos, dio a la publicidad —dio a la publicidad el Director de inmigración de Miami— la siguiente declaración formulada por el piloto de la fuerza aérea cubana” —es decir que no solamente afirman que es cubano, tienen el descaro de afirmar que no dan su nombre, y no dan su nombre para que no sepan quiénes son. No solamente pretender hacer que ocultan el nombre de un señor que acabase de cometer un delito, sino que además el director de inmigración da a la publicidad las declaraciones. Y vean ustedes a qué grado de cinismo llega, vean ustedes hasta qué punto son desvergonzados los funcionarios y dirigentes del imperialismo; vean ustedes cómo llegan a inventar hasta en detalles una leyenda truculenta que no la cree... ni el gato, creo (Aplausos); que no la cree ni la “gatica de María Ramos”. Dice el piloto —vean la historia que entrega a la publicidad, para revestir toda la noticia con detalles, para hacer el truco completo, con todos los detalles, vean la historia que inventan—:

“Soy uno de los 12 pilotos de aviones B-26 que permanecí en la fuerza aérea de Castro después de la deserción de Díaz Lanz, exjefe de la fuerza aérea cubana, y de las purgas que siguieron. Tres de mis compañeros pilotos y yo habíamos proyectado, durante meses, la forma de poder escapar de la Cuba de Castro. Antier me enteré de que uno de los tres, el teniente Álvaro Galo —hasta un nombre, toman el nombre de uno de los aviadores de las FAR, ponen un nombre; ¡a qué extremo llegan de cinismo y de desfachatez! —, antier me enteré de que uno de los tres, el teniente Álvaro Galo, quien es piloto de avión B-26, número FAR-915 —resulta que el piloto, precisamente, está en Santiago, da la casualidad que está destacado en Santiago—, había estado conversando con un agente de Ramiro Valdés, el jefe del G-2. Alerté a los otros dos, y decidimos entonces que probablemente Álvaro Galo, quien siempre había actuado algo así como un cobarde, nos había traicionado. Decidimos entonces tomar una acción inmediata. Ayer por la mañana me destacaron a la patrulla de rutina desde mi base, San Antonio de los Baños, sobre una sección de Pinar del Río, y alrededor de Isla de Pinos. Les avisé a mis amigos en el Campo Libertad, y ellos estuvieron de acuerdo en que debíamos actuar. Uno de ellos debía volar hacia Santiago; el otro presentó como excusa que deseaba revisar su altímetro; ellos iban a despegar del Campo Libertad a las 6:00 —en el Campo Libertad no había ningún avión B-26, había aviones con desperfectos. Yo estuve en el aire a las 6:05; debido a la traición de Álvaro Galo, habíamos convenido en darle una lección, de modo que volé de regreso a San Antonio, donde su avión está estacionado e hice dos pases de acribillamiento sobre su avión, y sobre tres más estacionados cerca. Al retirarme fui tocado por fuego de armas cortas, y entonces adopté una acción evasiva. Mis camaradas ya habían salido con anterioridad para atacar campos aéreos que habíamos convenido que deberían atacarse. Luego, debido a estar bajo de gasolina, tuve que entrar a Miami, debido a que no podía llegar a nuestro destino, que ya habíamos convenido. Puede ser que ellos se hayan dirigido a ametrallar otros campos antes de retirarse, tales como la playa de Baracoa, donde Fidel guarda su helicóptero.”

Es decir que esto es lo que le han dicho al mundo. No solamente la UPI y la AP dan al mundo la noticia de que “aviones cubanos”, “que se fueron con los aviones y bombardearon”, sino que además distribuyen por el mundo esta historieta, ¿y qué creen ustedes que decenas de millones de personas han leído y han oído ayer en el mundo, publicado por miles y miles de periódicos distintos, estaciones de radio y televisión?, ¿qué ustedes creen que han dicho en Europa, en muchos sitios de América Latina, en muchas partes del mundo?

No solamente han afirmado semejante cosa, sino que han hecho toda una historia completa, con detalles y nombres, de cómo fraguaron todo. No, en Hollywood nunca habían llegado a tanto, señores.

Bien, eso es lo que declara la UPI, es lo que declara la AP, y es lo que declaran los mercenarios, es la declaración que entrega el director de Inmigración, mientras dice que no dicen el nombre para que no sean descubiertos, después de afirmar que se acaban de llevar el avión.

¿Termina eso ahí? No, eso no termina ahí, sigue la cadena. Ahora, declaraciones de Miró Cardona... (Exclamaciones y abucheos), pero antes de leer las declaraciones de Miró Cardona, voy a poner, por ejemplo, cable publicado en México, lo que da la AP de México; es decir, como prueba de lo que dan en todo el mundo, lo que han publicado la mayor parte de los periódicos, los periódicos de la reacción en México, para que ustedes vean cómo trabaja todo el aparato de la mentira y de la estafa internacional:

“México D.F., 15. AP. El bombardeo de bases cubanas por aviones cubanos desertores fue acogido aquí con muestras de agrado por la mayor parte de los diarios, que se unieron con los grupos de cubanos exilados para decir que el bombardeo era el comienzo de un movimiento de liberación del comunismo. El gobierno guardó silencio, en tanto que grupos de estudiantes izquierdistas y comunistas apoyaron la declaración del embajador cubano, José Antonio Portuondo, de que los ataques aéreos fueron ataques cobardes y desesperados de los imperialistas. Entre los cubanos exilados se notaba gran actividad. Una fuente cubana comentó que el nuevo gobierno cubano en el exilio se trasladará a Cuba a poco de la primera ola de invasión contra el régimen cubano de Fidel Castro, para establecer un gobierno provisional, que se espera sea reconocido rápidamente por muchos países latinoamericanos anticastristas. Amado Hernández Valdés, del Frente Revolucionario Democrático Cubano aquí dijo que el momento de la liberación se acerca; declaró que fueron cuatro las bases cubanas atacadas por los tres aviones cubanos que desertaron: Campo Libertad, cerca de La Habana, San Antonio de los Baños, Centro Aéreo de Santiago y Guanito, Pinar del Río.” Eso es lo que publican desde México; por el estilo en todas las capitales del mundo, del mundo imperialista o explotado por el imperialismo.

Declaraciones de Miró Cardona, para que vayan quedando al desnudo, qué clase de sujetos y qué clase de gusanos son estos señores, para que ustedes vean qué clase de elementos son estos parásitos.

Ambas agencias dan a la publicidad la siguiente noticia:

“Una declaración entregada por el doctor Miró Cardona —esto es de AP y de UPI—: un heroico golpe en favor de la libertad cubana fue asestado esta mañana por cierto número de oficiales de la fuerza aérea cubana. Antes de volar con sus aviones a la libertad, estos verdaderos revolucionarios trataron de destruir el mayor número posible de aviones militares de Castro. El Consejo Revolucionario se enorgullece de anunciar que sus planes fueron realizados con éxito, y que el consejo ha tenido contacto con ellos y ha estimulado a esos valientes pilotos. Su acción es otro ejemplo de la desesperación que a los patriotas de todas las capas sociales pueden ser arrastradas bajo la implacable tiranía de Castro. Mientras Castro y sus partidarios tratan de convencer al mundo —oigan bien—, mientras Castro y sus partidarios tratan de convencer al mundo de que Cuba ha sido amenazada de invasión desde el extranjero, este golpe en favor de la libertad, como otros anteriores, fue asestado por cubanos residentes en Cuba que se decidieron a luchar contra la tiranía y la opresión o morir en el intento. Por razones de seguridad no se darán a conocer más detalles.”

Miró Cardona era precisamente el jefe del gobierno provisional que Estados Unidos envía junto a un avión con las maletas listas para aterrizar en Playa Girón tan pronto la cabeza de playa estuviese asegurada.

Fíjense cómo trabaja el imperialismo, con qué falta de respeto para el mundo. Todo el mundo sabía que tenían los aviones allí, que tenía incluso pintadas banderas cubanas y las insignias cubanas en los aviones; se ha publicado un sinnúmero de veces; cómo estos señores, todo en cadena, van fraguando las mentiras más monstruosas y más cínicas y más desfachatadas que se les puede ocurrir a nadie.

Pero, ahora bien, no termina ahí; ahora vamos a acabar de desenmascarar a ese farsante que tiene el imperialismo allí en la ONU, y que posó de hombre ilustre, liberal, de izquierda, etcétera, etcétera, el señor Adlai Stevenson, que es otro perfecto descarado. Sigue la estafa, es decir que sigue la estafa al mundo: ya la UPI, la AP, han regado la historieta, miles de periódicos reaccionarios... y ellos mismos lo publican, que los principales periódicos acogieron con agrado la noticia de la deserción de esos pilotos.

El cúmulo de mentiras no era todavía suficiente.

Llega el señor delegado de la “gatica de María Ramos” en la ONU. “El embajador norteamericano Adlai Stevenson rechazó las afirmaciones de Roa y reiteró la declaración del presidente John F. Kennedy de que bajo ninguna circunstancia —repito—, en ninguna circunstancia habrá intervención de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Cuba. Stevenson mostró a la comisión fotografías de United Press International, que muestran dos aviones que aterrizaron hoy en Florida después de haber participado en la incursión contra tres ciudades cubanas.”

Entonces dice Stevenson: “Tiene la marca de la fuerza aérea de Castro en su cola —expresó, señalando una de ellas—; tiene la estrella y las iniciales cubanas; son claramente visibles. Con gusto exhibiré esta foto. Stevenson añadió que los dos aviones en cuestión estaban piloteados por oficiales de la fuerza aérea cubana, y tripulados por hombres que desertaron del régimen de Castro. Ningún personal de Estados Unidos participó en el incidente de hoy, y no fueron de Estados Unidos los aeroplanos —recalcó—, fueron aviones del propio Castro que despegaron de sus propios campos.

“El ministro cubano dijo que ‘las incursiones de esta madrugada indudablemente son el prólogo de una tentativa de invasión en gran escala, organizada, abastecida y financiada por Washington. El gobierno de Cuba, dijo Roa, acusa solemnemente al gobierno de Estados Unidos ante esta comisión y ante la opinión pública del mundo de intentar emplear la fuerza para zanjar sus diferencias con los estados miembros’.”

Aquí tenemos, como pocas veces ha tenido ningún pueblo, la oportunidad de conocer por dentro, y por fuera, y por los costados, y por abajo, y por arriba, qué es el imperialismo; aquí tenemos la oportunidad de apreciar cómo funciona todo su aparato financiero, publicitario, político, mercenario, cuerpos secretos, funcionarios, que, con tanta tranquilidad, que de manera tan inaudita estafan al mundo. Ahora, imagínense: ¿De qué manera nosotros hemos podido saber lo que ha estado pasando en el mundo?, ¡de qué manera hemos podido saber lo que ha estado pasando en el mundo, si esta es la versión y la explicación que le han hecho creer quién sabe a cuántas personas en el mundo!

Es decir que organizan el ataque, preparan el ataque, entrenan a los mercenarios, les entregan aviones, les entregan bombas, preparan los aeropuertos, lo sabe todo el mundo, ocurre el ataque, y afirman, tranquilamente, ante el mundo —¡un mundo que saben que se levantaría indignado ante una violación tan monstruosa, tan cobarde, tan violadora de los derechos de los pueblos, tan violadora de la paz! (Aplausos.)

Y estos miserables imperialistas gringos, después de sembrar el luto en más de media docena de hogares, después de asesinar a un puñado de jóvenes, que no eran millonarios parasitarios, ¡porque esos que hemos venido a enterrar ahí no son millonarios parasitarios, no son mercenarios vendidos al oro de ningún extranjero, no son ladrones, son hijos entrañables de nuestro pueblo! (Aplausos prolongados); jóvenes obreros, hijos de familias humildes, que no le roban a nadie, que no explotan a nadie, que no viven del sudor, ni del trabajo de nadie, y que tienen derecho a la vida más que los millonarios, ¡y que tienen derecho a la vida, más que los parásitos!, ¡y que tienen derecho a la vida, más que los gusanos! (Aplausos.) Porque no viven del trabajo de los demás, como los millonarios yankis; no viven del oro extranjero, como los mercenarios, gusanos vendidos al imperialismo (Exclamaciones de: “¡Fuera!”); no viven del vicio, no viven del robo; y tienen derecho a que se respete su vida, ¡y ningún miserable millonario imperialista tiene derecho a mandar aviones, ni bombas, ni cohetes, para destruir esas vidas jóvenes y queridas de la patria! (Aplausos.)

Y los que estén de acuerdo con semejante crimen, los que estén de acuerdo con semejante salvajada, los que se venden miserablemente y apoyan las actividades de esos criminales, los que conspiran contra la patria, en la calle, en las iglesias, en las escuelas, en dondequiera, ¡merecen que la Revolución los trate como se merecen! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Paredón!, ¡Paredón!”)

Estos son los crímenes del imperialismo, estas son las mentiras del imperialismo, ¡y después vienen los arzobispos a bendecir la mentira! (Exclamaciones de: “¡Fuera!”), ¡después vienen los clérigos reaccionarios a santificar las mentiras!

El imperialismo proyecta el crimen, organiza el crimen, arma a los criminales, entrena a los criminales, paga a los criminales, vienen los criminales y asesinan a siete hijos de obreros, aterrizan tranquilamente en Estados Unidos, y, aun cuando el mundo entero sabía sus andanzas, declaran entonces que eran pilotos cubanos, preparan la historieta truculenta y novelesca, la riegan por todo el mundo, la publican en todos los periódicos, estaciones de radio y televisión de la reacción y de la gusanera reaccionaria del mundo, y después vienen los arzobispos, bendicen y santifican la mentira (Abucheos y exclamaciones de: “¡Fuera!”), y así se asocia en el crimen, se asocia en el crimen y en la mentira, ¡toda la caterva de mercenarios, explotadores y farsantes que hay en el mundo! (Aplausos.)

¿Queda algún cubano honesto que no comprenda?, ¿queda algún cubano honesto que lo dude? Si queda un cubano honesto que lo dude, si esto no fuese suficiente, pero que comprendiendo este modo de proceder fuese capaz de comprender, ahí están nuestras bases, ahí están San Antonio, las FAR y Santiago de Cuba. Que vayan allí, que vayan allí y comprueben por sí mismo si hay una sola verdad en lo que han dicho; que comprueben allí cómo reaccionarios, imperialistas y clero farsante engañan y estafan al mundo, cómo engañan y estafan a los pueblos, y cómo es hora de que los pueblos se sacudan de la explotación, del engaño y de la estafa de los imperialistas y de cuanto farsante hay en el mundo, ¡cueste lo que cueste zafarse de ese yugo! (Aplausos prolongados.)

Pero, ahora bien, ¿es posible estafar al mundo de esa manera? Yo concibo que el señor presidente de Estados Unidos tenga, aunque sea un átomo de pudor, y si el señor presidente de Estados Unidos tiene un átomo de pudor, el Gobierno Revolucionario de Cuba lo emplaza ante el mundo, el Gobierno Revolucionario de Cuba lo emplaza ante el mundo, si tiene un átomo de pudor, ¡a que presente ante las Naciones Unidas los pilotos y los aviones que dice que salieron del territorio nacional! (Aplausos prolongados.)

Y Cuba demandará ante las Naciones Unidas que sean presentados allí los aviones y los pilotos que dicen desertaron de la fuerza aérea; ¡y vamos a ver si se pueden seguir tapando la cara!

Y, si no los presentan, ¿por qué no los presentan? Naturalmente que el señor Presidente de Estados Unidos tendría derecho a que no lo llamaran mentiroso. Bien, ¿quiere el señor Presidente de Estados Unidos que nadie tenga derecho a llamarlo mentiroso?, ¡presente ante las Naciones Unidas los dos pilotos y los aviones que dice! (Aplausos.)

¡Ah!, si el Presidente de Estados Unidos no presenta ante las Naciones Unidas esos pilotos, para demostrar —¡y cómo lo van a poder demostrar! — que esos señores pilotos estaban aquí y desertaron de aquí, entonces no solo el Gobierno Revolucionario cubano, sino todo el mundo, tendrá derecho a llamarlo ¡mentiroso! (Aplausos); todo el mundo, no solamente el Gobierno de Cuba sino todos los pueblos del mundo tendrán derecho a proclamar que el gobierno de Estados Unidos ¡no tiene derecho al menor prestigio ni al menor respeto en el mundo! (Aplausos.)

Cuando el avión U-2, espía sobre la Unión Soviética, fue derribado, la primera declaración del gobierno de Estados Unidos fue que un avión se había desviado de su ruta y había sido derribado. Pero, a los pocos días, después que se habían lanzado de lleno en la mentira, se quedaron en el aire, porque dio la casualidad de que el piloto estaba vivo, hablando como una cotorra, contando hasta el último detalle, y Estados Unidos se vio desnudado ante el mundo, y tuvo entonces que confesar que el avión U-2 era norteamericano, que estaba espiando, y que lo habían mandado.

Pues bien, el gobierno imperialista de Estados Unidos no le quedará más remedio que confesar que los aviones eran suyos, que las bombas eran suyas, que las balas eran suyas, que los mercenarios fueron organizados, entrenados y pagados por él, que las bases estaban en Guatemala, y que de allí partieron a atacar nuestro territorio, y que los que no fueron derribados fueron allí a salvarse en las costas de Estados Unidos donde han recibido albergue (Aplausos).

Porque, ¿cómo puede el gobierno de Estados Unidos mantener esa mentira? Y yo le pido a la UPI y a la AP que tengan la amabilidad de decirle al señor Kennedy que nosotros decimos que, si no presenta ante las Naciones Unidas a esos dos pilotos, entonces nosotros decimos con todo derecho que él es un señor mentiroso; y si él no es un señor mentiroso, entonces, ¿por qué no presenta a los pilotos?

¿Y creen acaso que van a poder ocultar ante el mundo...? No. Ya Cuba tiene una planta de radio que hoy se está ya trasmitiendo a toda la América Latina (Aplausos), y esto lo están oyendo innumerables hermanos de América Latina y en todo el mundo.

¡No! Por cierto, es que no estamos en la época de la diligencia, estamos en la época del radio, y las verdades de un país se pueden llevar muy lejos. Pero, además de eso, por si se han olvidado, señores imperialistas, estamos en la época de los viajes cósmicos (Aplausos), aunque ese tipo de viaje no sea un viaje para yankis.

Y he aquí, señores, que cuando todavía no se ha apagado el eco de la admiración suscitada en el mundo entero hacia la Unión Soviética (Aplausos), por la precisión, la técnica elevada y el éxito que para la humanidad significa la hazaña científica que acaban de realizar, cuando todavía no se ha apagado el eco de esa admiración en el mundo, al lado de la hazaña de la Unión Soviética presenta el gobierno yanki su hazaña: la hazaña de bombardear las instalaciones de un país que no tiene aviación, ni tiene barcos ni fuerza militar con qué ripostar el ataque.

Es decir, comparemos, y pedimos al mundo que compare la hazaña soviética y la hazaña imperialista; entre el júbilo, el aliento y la esperanza que ha significado para la humanidad la hazaña soviética, y la vergüenza, el asco y la repugnancia que ha significado la hazaña yanki; ante la hazaña científica que permite llevar un hombre al espacio y regresar con toda seguridad, y la hazaña yanki que arma mercenarios y los paga para que vengan a asesinar jóvenes de 16 y 17 años en ataque sorpresivo, artero y traicionero en todos los órdenes, contra un país al que no le pueden perdonar su vergüenza, su dignidad, su valor. Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba (Aplausos).

Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Pa’lante y pa’lante, y al que no le guste que tome purgante!”)

¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles! (Aplausos); ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”; “¡Fidel, Jruschov, estamos con los dos!”, y otras consignas revolucionarias.)

Y esa Revolución, esa Revolución, esa Revolución no la defendemos con mercenarios; esa Revolución la defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo.

¿Quiénes tienen las armas? ¿Acaso las armas las tiene el mercenario? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Acaso las armas las tiene el millonario? (Exclamaciones de: “¡No!”) Porque mercenario y millonario son la misma cosa. ¿Acaso las armas las tienen los hijitos de los ricos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Acaso las armas las tienen los mayorales? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Quién tiene las armas? (Exclamaciones.) ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? (Exclamaciones.) ¿Son manos de señoritos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Son manos de ricos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Son manos de explotadores? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? (Exclamaciones.) ¿No son manos obreras? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos campesinas? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos endurecidas por el trabajo? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos creadoras? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos humildes del pueblo? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Y cuál es la mayoría del pueblo?, ¿los millonarios o los obreros?, ¿los explotadores o los explotados?, ¿los privilegiados o los humildes? (Exclamaciones.) ¿No tienen las armas los privilegiados? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Las tienen los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Son minoría los privilegiados? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Son mayoría los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Es democrática una revolución en que los humildes tienen, las armas? (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Sí!” y “¡Fidel!, ¡Fidel!” y diferentes consignas revolucionarias.)

Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes (Aplausos). Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida (Exclamaciones).

Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)

Compañeros obreros y campesinos de la patria, el ataque de ayer fue el preludio de la agresión de los mercenarios, el ataque de ayer que costó siete vidas heroicas, tuvo el propósito de destruir nuestros aviones en tierra, más fracasaron, solo destruyeron tres aviones, y el grueso de los aviones enemigos fue averiado o abatido (Aplausos). Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes, reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios, todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de sangre (Aplausos).

¡Viva la clase obrera! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Vivan los campesinos! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Vivan los humildes! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Vivan los mártires de la patria! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Vivan eternamente los héroes de la patria! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva la Revolución socialista! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva Cuba libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación.)

Al combate... Vamos a cantar el Himno Nacional, compañeros. (Los presentes entonan el Himno Nacional).

Compañeros, todas las unidades deben dirigirse hacia la sede de sus respectivos batallones, en vista de la movilización ordenada para mantener el país en estado de alerta ante la inminencia que se deduce de todos los hechos de las últimas semanas y del cobarde ataque de ayer, de la agresión de los mercenarios. Marchemos a las Casas de los Milicianos, formemos los batallones y dispongámonos a salirle al frente al enemigo, con el Himno Nacional, con las estrofas del himno patriótico, con el grito de “al combate”, con la convicción de que “morir por la patria es vivir” y que “en cadenas vivir es vivir en oprobios y afrentas sumidos”.

Marchemos a nuestros respectivos batallones y allí esperen órdenes, compañeros (Aplausos).

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