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Ha salido muy caro la política de austeridad fiscal por favorecer al capital financiero

Arturo Huerta González

México, para ser bien evaluado por las calificadoras internacionales restringe el presupuesto. Desatiende la inversión en infraestructura, así como el combate a la pandemia, no apoya a los desempleados, ni a las empresas que han visto disminuidas sus ventas e ingresos, llevándolas a muchas a quebrar y salir de mercado. Ello se ha traducido en una fuerte caída de la actividad económica, que tomará años volver a los niveles que se tenían en el 2018.


Las agencias calificadoras como HR Ratings, entre otras, ratificaron la calificación crediticia de México, debido a que la política de austeridad fiscal da al país capacidad para cumplir con sus compromisos financieros.

Las calificadoras reconocen la sólida gestión de la deuda del Gobierno de México durante la pandemia, lo que limitó el endeudamiento, y señalan que “las finanzas públicas sostenibles respaldan la estabilidad macroeconómica del país”. Pero a pesar de ello, se preocuparon del riesgo que dicha política económica tiene sobre la actividad económica, lo que refleja la contradicción de la política económica que ellos recomiendan para asegurar el reembolso de la deuda pública.

¿De qué ‘sólida gestión de deuda’ hablan?, si ellos mismos les preocupa que ha sido a costa de la caída de la actividad económica, la cual se traduce en reducción de la captación tributaria que disminuye los ingresos del gobierno y por lo tanto su capacidad para seguir pagando la deuda y reducirla, lo que llevará al gobierno a tener que realizar mayores recortes presupuestales para pagar y disminuir la deuda, lo que ahondará más la caída de la actividad económica. ¿De qué finanzas públicas sostenibles nos hablan que respaldan la estabilidad macroeconómica? ¿De qué estabilidad macroeconómica hablan con una caída de la economía del 8.5% en 2020 y de 2.9% en el primer trimestre de 2021 en relación al mismo período de 2020? ¿Acaso se refieren a la estabilidad del tipo de cambio? Ésta está sustentada en la entrada de capitales que promueve la alta tasa de interés y la austeridad fiscal que contraen la economía, la inversión, la producción, que ya está ocasionando presiones de oferta sobre precios, que llevarán a mayores alzas de la tasa de interés y en consecuencia a mayor cartera vencida que terminará desestabilizando al sector bancario. Así mismo, la menor producción nacional y el abaratamiento del dólar están aumentando las importaciones que incrementarán el déficit de comercio exterior y los mayores requerimientos de entrada de capitales. ¿Es eso estabilidad macroeconómica? Su supuesta política de estabilidad de precios y del tipo de cambio, sustentada en alta tasa de interés y austeridad fiscal. nos ha resultado muy cara, debido a que profundiza los problemas que enfrentamos, y que no se superarán mientras dicha política neoliberal permanezca.

La SHCP, ante las declaraciones de las calificadoras, señaló que el Gobierno trabaja, junto con el sector privado, en brindar certeza y oportunidades para la inversión, pero para que la inversión crezca, se requiere que la demanda y el gasto público lo hagan, y ello no acontece con la austeridad fiscal y las altas tasas de interés predominantes.

Se paga la deuda a costa de generar un ahorro forzoso a través de contraer la inversión, el gasto público, el empleo, lo que disminuye el consumo e inversión privada y el nivel de vida de la población. El gobierno ha preferido quedar bien con las calificadoras internacionales y los acreedores, en vez de incrementar el gasto público para canalizar recursos para incrementar la inversión, apoyar a los que se han visto afectados por la pandemia, en vez de impulsar el desarrollo de la ciencia y tecnología, como los gastos de mantenimiento a la infraestructura de todo tipo y evitar desastres como el derrumbe ocurrido en el metro de la Línea 12, que costó la vida a 26 personas. El ajuste fiscal ha descansado en la disminución de la inversión pública. En 1981 ésta representaba el 13.1% del PIB y en los últimos años ha sido del 2.5%, pensando que ello es menos visible que el recorte del gasto social, el cual ha aumentado en todas las administraciones, sobre todo por la cuestión electoral. Ya estamos en el largo plazo de dicha política y podemos ver los resultados de haber relegado la inversión pública. Ello se ha traducido en privatización de la infraestructura y deterioro de la infraestructura pública, además de contraer la economía, aumentar el desempleo, desatender el medio ambiente y el bienestar social.

De no cambiar la política económica, la economía seguirá cayendo más que en la crisis de los años ochenta, pues hoy tenemos menos industria, perdimos la autosuficiencia de granos básicos, no hay perspectivas de que las exportaciones sean motor de crecimiento, ante las políticas proteccionistas de EUA y no tenemos manejo soberano de la política monetaria, fiscal y cambiaria para encarar los problemas. Hay mayor desempleo, subempleo, miseria y delincuencia, y la población no soportará tanto tiempo el no tener oportunidades para mejorar su nivel de vida.

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