La Jornada. 21 de abril.
Perdida la guerra contra Estados Unidos, bajo la guía de Lucas Alamán se empezó a construir formalmente el Partido Conservador. Los conservadores pedían un gobierno fuerte y, ante la revolución francesa de 1848, declaraban que la democracia estaba claramente desacreditada incluso en las naciones más civilizadas del mundo, en favor del otro principio que no se llama conservador, sino porque guarda y lleva consigo los elementos de vida y bienestar de las sociedades.
Ese partido gobernó (es un decir) de 1852 a 1855, cuando fue derribado por una formidable rebelión popular, de la que emanó un Congreso Constituyente. Dicho Congreso cometió, a juicio de las minorías ilustradas, el tremendo error de otorgar el voto a la gran masa del pueblo, al que se asociaba (cito documentos de la época) con la ignorancia, el fanatismo, la pobreza y el resentimiento social, la canalla, la leperada siempre dispuesta a subvertir el orden y la propiedad.
Los elementos responsables de la sociedad promovieron y financiaron una guerra contra los políticos demagogos (sigo citando documentos de la época) que se basaban en ese pueblo ignorante. Vencidos en las urnas y en los campos de batalla, los representantes de este partido conservador seleccionaron comisiones que fueran a Europa a traer un ejército invasor y un príncipe extranjero. Vino el invasor, y cuando después de más de un año de guerra el poderoso ejército extranjero ocupó la capital de la República, el general en jefe del ejército invasor designó una junta de 35 notables, para que decidieran la forma de gobierno. Esas excelentes personas, a su vez, designaron un triunvirato de regencia en lo que llegaba el príncipe extranjero al que otros notables o los mismos, habían ido a invitar.
Lo que caracterizaba a ese partido conservador y a esas juntas de notables, era la certeza de que por su formación, posición o herencia, eran mejores, más sabios, más nobles, más justos que la mayoría ignorante y que los políticos demagogos electos por esa mayoría ignorante. De todo eso me acordé la semana pasada, cuando, inmediatamente después de los ataques o descalificaciones contra el gobierno mexicano desde un periódico británico que en 2018 predijo la victoria electoral del PRI, y desde algunos voceros de algunas cúpulas empresariales (sobre todo de empresas que rechazan los etiquetados claros que buscan combatir la epidemia de diabetes y obesidad que padece el país), trescientas y tantas personas sacaron un comunicado público en el que piden al gobierno que haga bien las cosas, porque, las está haciendo mal.
El tono es el de los notables del siglo antepasado, pero también es maravillosa la colección de firmas, porque representan justamente a quienes perdieron las elecciones de 2018 y a las instituciones que, para mí, son más representativas del desastre neoliberal. En efecto, entre losabajofirmantes aparecen tres ex secretarios de Salud, uno de Fox, uno de Calderón y otro de Peña, que han sido identificados con los turbios negocios del tráfico de medicinas. El secretario de Relaciones Exteriores de Fox, que tiró por la borda el nacionalismo de nuestra política exterior. La secretaria de Medio Ambiente de Ernesto Zedillo. Un ex ministro de la Suprema Corte (15 años en el cargo) que se caracterizó por su conservadurismo y su defensa de los intereses del régimen.
También dos ex presidentes del IFE, el uno cómplice del fraude, que el otro avaló en otra vergonzosa carta de notables. Un ex presidente del PRD que tras fracasar como síndico de la quiebra, renunció al puesto. El jefe de una de las dos revistas que fueron altamente beneficiadas por los regímenes neoliberales, creador de los éxitos de temporada mesías tropical y presidente imperial. El subjefe de la otra revista, cada vez más perdido en su ira. El editoralista en jefe del periódico de colores que se ha convertido en el principal medio de información de los golpistas. Otro dirigente del PRD de talante golpeador, que siembra permanentemente fake news. El jefe de la mafia no-académica que desde la Universidad de Guadalajara aportó cuanto pudo para entronizar al actual gobernador de Jalisco. Luego nos quedan quien es diputada, quien fue jefa o recibió un sueldazo como consejera (o) del elefante blanco de acceso a la información o del IFE; uno de los más connotados falsificadores de la historia, defensor de todas las ignominias de los regímenes neoliberales (de Acteal a Ayotzinapa)… ¿Notaron cuántos son académicos del ITAM?; yo, sí pero me guardo el dato. ¿Notaron cuántos escriben regularmente en las dos revistas ya mencionadas, el periódico de colores ya dicho o algún medio similar? ¿Vieron cuántos son esposos de, hijos de, sobrinos de?
Creo que aun no asimilan la derrota de julio de 2018.
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