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La Conferencia de Acción Política Conservadora y la agenda neoliberal de Estados Unidos

Pablo Moctezuma Barragán


En febrero de este año, en Maryland, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC por sus siglas en inglés) celebró su 50 aniversario. Fue fundada en Estados Unidos en 1974, por iniciativa de la Unión Conservadora Estadunidense. Se inicia cuando el neoliberalismo se impone a sangre y fuego, poco después del golpe militar de Pinochet en Chile, país en el que se comienza a aplicar a rajatabla la escuela de los “Chicago Boys”, abriendo un proceso que conduciría al impulso del neoliberalismo por los gobiernos de Margaret Thatcher en Reino Unido, de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Mijail Gorvachov en la Unión Soviética. En México, fue la dupla Miguel de la Madrid-Salinas de Gortari quien abrió las puertas al neoliberalismo desarrollando estas políticas privatizadoras y desreguladoras que defienden la “libertad” de los grandes tiburones de la economía mundial para saquear las riquezas, destruir la naturaleza y redoblar la explotación de los trabajadores y de los pueblos.


Hoy CPAC se ha convertido en la “internacional trumpista”. En esa reunión de febrero pasado celebrada en National Harbor (Maryland), asistió el presidente de Argentina, Javier Milei, como la gran estrella y aspirante a “líder regional” en Latinoamérica, ridículamente es calificado por su cancillería como “un faro en el mundo”. Al evento asistió Nayib Bukele, presidente de El Salvador; Santiago Abascal, líder del partido de ultraderecha español Vox; además se presentaron delegaciones de Australia, México, Japón, Canadá, Colombia, Francia, Polonia y Corea del Sur, entre otros países.


En Estados Unidos, desde 1974, se celebra año con año la cumbre política de la CPAC donde participan cientos de organizaciones, una de ellas es la Asociación Nacional del Rifle, incluso otorgan el premio Charlton Heston “al coraje bajo el fuego”. Año con año interactúan decenas de miles de personalidades y miembros de organizaciones conservadoras. Además, es un pilar del partido republicano al grado de que en la CPAC se realiza un sondeo anual para escoger al candidato presidencial republicano.


La CPAC se empezó a organizar fuera de EU, en diciembre de 2017, en Tokio, Japón, a cargo de la Unión Conservadora Japonesa (JCU); posteriormente se efectuó en Australia, en agosto de 2019; luego en Sao Paulo, Brasil, el mes de octubre de ese año, promovida por el entonces presidente Jair Bolsonaro a la que asistió su hijo Eduardo, quien se presenta regularmente a las conferencias por el todo mundo. En ese mismo mes y año se congregaron las organizaciones y personalidades conservadoras en Corea del Sur en la ciudad de Seúl. En junio de 2022, en la segunda reunión en Brasil, asistió Javier Milei quien empezaba a tomar fuerza en el ámbito conservador.


El primer país europeo que le dio espacio a la CPAC fue precisamente Hungría y entre los oradores estuvo el primer ministro de Hungría Viktor Orbán, íntimo amigo de Trump, otros asistentes fueron Santiago Abascal y Eduardo Bolsonaro.


En noviembre de 2022 se efectúa por primera vez la CPAC México, por sectores conservadores, proyanquis y oligárquicos que siguen la agenda de la CPAC, de raíz estadounidense, su promotor ha sido el actor Eduardo Verástegui, quien aspiró a una candidatura presidencial independiente, sin lograrlo, en las elecciones de este año.


En estos días, la Conferencia Política Acción Conservadora celebra en la Ciudad de México su segunda reunión, versión mexicana, de la Conservative Political Action Conference (CPAC) de Estados Unidos. Se inaugura el 24 de agosto en el Hotel Intercontinental- Presidente ubicado en Campos Elíseos, Polanco, una de las zonas más elitistas de la Ciudad de México. En un inicio se anunció “con bombos y platillos” la asistencia de Javier Milei, del diputado Eduardo Bolsonaro de Brasil y del chileno José Antonio Kast, quien se ha caracterizado por la defensa de la dictadura de Augusto Pinochet quien exclamó en la primera CPAC en México de 2022: “¡América Latina está en peligro! En nuestro continente, la izquierda y los enemigos de la libertad han llegado a los gobiernos y llevan a cabo una agenda progresista que busca destruir las bases de nuestra convivencia y amenazar nuestra paz y libertad.”


Es claro que la agenda de la CPAC es la de la lucha por mantener el predominio mundial del imperio estadounidense que defiende el trumpismo. Nace en ese país y desarrolla su acción en Australia, Europa y Japón de cara a enfrentar a Rusia y China, en Corea del Sur para contener a la República Popular de Corea, conocida como Corea del Norte, en Brasil y México para luchar por conservar su “traspatio” y su dominio de la región. Hoy su “campeón” es Milei como aliado del imperio y del sionismo.


Este año, el balde de agua fría para los conservadores fue que, a última hora, el presidente Javier Milei canceló su asistencia a la CPAC y su agenda a desarrollar en México. Había anunciado que llegaría el 22 de agosto para reunirse el día siguiente con empresarios mexicanos de cúpula. Presentó el pretexto de que, por cuestión de agenda, en vez de venir a nuestro país, asistiría una reunión en Argentina con empresarios rurales de la provincia de Rosario, donde se efectúa un encuentro con empresarios de la Bolsa de Comercio local. La cancelación del viaje de Milei ha despertado muchas suspicacias.


Se ha explicado en diversos medios, que la cancelación se origina en la preocupación del equipo de Milei por la caída de su popularidad debido a sus constantes viajes. Al pueblo argentino le enojan sus viajes al exterior, mientras en el país aumenta la pobreza y el desempleo rampante. El presidente argentino, realizó 13 viajes al exterior desde que asumió el 10 de diciembre de 2023, lo que significa darle cinco veces la vuelta al mundo, gastándose medio millón de dólares. Dentro de sus viajes ha privilegiado las visitas a Estados Unidos, sin dejar de ir a Israel, España, Francia e Italia al grado de que en 8 meses ha estado afuera 50 días. Pero no podemos descartar el que luego del estruendoso fracaso de la oposición en México, la presidencia argentina valoró que no existen las mínimas condiciones en nuestro país para que pueda desempeñar un buen papel y que lejos de ser bien recibido tendría el rechazo de amplios sectores de la sociedad mexicana. 


De momento, la oposición pro oligárquica y proyanqui, no ha tenido condiciones para avanzar, pero buscan a futuro un vacío en el que puedan crecer, vacío que se produce cuando los gobiernos progresistas por conciliación y “gobernabilidad” en lugar de emprender las reformas profundas  necesarias, siguen sujetos a los organismos internacionales que dirige Washington, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se someten al endeudamiento y a los inversionistas extranjeros, en detrimento de los intereses populares y abren la puerta para que los neoliberales con sus discursos simplistas y emocionales, se ganen a amplios sectores de la población.


Actualmente, en México, el gran promotor de la agenda conservadora es Eduardo Verástegui quien se dijo en 2022 orgulloso de celebrar la CPAC por primera vez en un país hispanoparlante. Él ha asistido regularmente a las reuniones de CPAC en Estados Unidos, está muy ligado a personajes conservadores del mundo y es respaldado por Donald Trump, quien ya lo ha presentado en alguna ocasión como “próximo presidente de México”. Verástegui quiere apoyarse de la conferencia del 24 de agosto para fundar un nuevo partido en México, promoviendo el Movimiento Viva México que sería abierto defensor del neoliberalismo y el neocolonialismo, de la agenda de Washington en México y en el mundo, engañando a la población con banderas de catolicismo llevado al fanatismo. Acusa al Partido Acción Nacional de no ser de “derecha verdadera”. El Instituto Nacional Electoral (INE) luego del proceso electoral 2024 prepara la convocatoria para el registro de nuevos partidos y los conservadores neoliberales encabezados por Verástegui y Viva México, afines a Trump, aspiran a crear su propio Partido que, según ellos, será de

“derecha” real bajo el lema del movimiento “Dios, patria, familia y libertad” para participar en las elecciones.


Los procesos electorales deben llevar a la discusión de los problemas y de sus soluciones, a priorizar la satisfacción de las necesidades y del bienestar general, a la protección y relación armónica con la naturaleza, a desarrollar un proyecto de liberación nacional y social, a organizarse políticamente para que el pueblo decida, mande y haga que se respete la voluntad popular. Sin embargo, en el actual sistema, las elecciones son de

escándalos, riñas, polarización y de presentar temas: como el de los migrantes en Estados Unidos, para acusarlos de todos los males en lugar de analizar los orígenes de los problemas.


La agenda de Washington para lograr mantener a toda costa su predominio mundial incluye necesariamente introducir la división, la intolerancia religiosa, el racismo, la xenofobia, el clasismo, así buscan separar a la gente con clasificaciones como ultraizquierda, izquierda, centro izquierda, centro derecha, centro, derecha, ultraderecha.


Y se dedican alimentar la confrontación social y a agudizar las tensiones políticas y sociales. Fomentan en los países la polarización y el conflicto continuo. Lejos de etiquetar a organizaciones y movimientos como de “izquierda” y “derecha” se debe apreciar si las políticas son populares o anti populares, a favor de las corporaciones o de los derechos el pueblo y los trabajadores, en contra de los planes bélicos de Washington o en defensa de la paz, quién está a favor de garantizar los derechos y quién busca privilegiar al “mercado”, o sea las corporaciones.


El discurso conservador llama a defender la libertad, la de las corporaciones que imponen sus intereses, buscan debilitar al Estado, en lugar de fortalecerlo como garante de los derechos constitucionales de todas, todos, todes. Buscan entregar los recursos naturales que le pertenecen a la nación y al pueblo, a los tiburones corporativos. Dicen luchar por la “vida” cuando en realidad promueven políticas de intolerancia y muerte.


La ruta que favorece la causa del pueblo mexicano y de los pueblos del mundo es la de la unidad y organización en defensa de sus derechos, defender el control de los recursos por parte de la sociedad con apoyo del Estado, la unión en la lucha por la soberanía tiene que ser de todo el pueblo por encima de ideologías, edades, origen nacional, sexo, preferencias sexuales, edad, religión, partido, se debe respetar los derechos de cada quien y unirse en defensa de los derechos colectivos y generales. La lucha por la soberanía popular y nacional está por encima de cualquier clase de división porque la “unión hace la fuerza”.

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