MEXTEKI lucha para que el pueblo mismo tenga el poder, que se informe, analice, decida actúe y mande. El pueblo debe asumir su soberanía y no delegarla en personas, grupos, partidos. Debe controlar y mandatar a sus representantes.
La vieja cultura desestima la participación, el verdadero intercambio de ideas e inquietudes, la toma de decisiones colectivas. Durante siglos ha impuesto la costumbre de seguir a un puñado de personas que son los que saben y opinan, mientras las y los demás se dedican a aceptar y estar de acuerdo, o a lo mucho a estar en desacuerdo con lo que dicen algunos, pero sin desarrollar sus propias ideas, creativamente. Por eso las organizaciones han colapsado frecuentemente cuando el líder traiciona o se desvía o desaparece.
Una organización como la nuestra que es de nuevo tipo, promueve la amplia participación, la intervención de todas y todos en la solución a los problemas. Esto implica que los militantes no solo pertenezcan, sino que participen activamente, en las discusiones y desde luego en el trabajo. Que los planes se elaboren con las ideas de todos y se vea a fondo por todas y todos si el rumbo es o no correcto.
Desde luego que en el colectivo hay un nivel distinto de disponibilidad de tiempo, experiencias, capacidades, temperamentos, actividades. Por eso quienes encabezan la organización son útiles en el colectivo donde proponen y defiendan sus ideas, pero nunca ha de ser que impongan o manipulen con simulaciones. Y quienes van comenzando y por timidez u diversas razones no les gusta intervenir, tienen que hacer el esfuerzo cada vez para hacer oír su voz, porque entre todos pensamos mejor. Cuando la organización política trabaja en reuniones, asambleas y foros con organizaciones sociales o diversos colectivos, cada militante debe esforzarse por no quedarse callado, ni cruzarse de brazos, sino en expresarse y actuar. No podemos hablar de la necesidad de que el pueblo participe cuando nuestra propia militancia no da el ejemplo de participación.
Ante los colectivos lo central es organizar todo para que la gente participe, en eso son muy importantes los métodos incluyentes.
En MEXTEKI Luchamos contra grandes inercias, es más fácil seguir el viejo camino, pero la humanidad del siglo XXI ya experimentó que si un no hay un colectivo fuerte y que tome el control de las decisiones, los procesos se vienen abajo y los ejemplos son muy variados. En el siglo XX, muchos grandes procesos revolucionarios se han venido abajo, sin que el pueblo haya defendido sus propios logros. Esto nos deja una lección para el siglo XXI.
Las reuniones deben estar diseñadas para lograr la participación, deben ser cortas, porque la vida ha cambiado y en la actualidad pocos pueden colaborar si se toma demasiado tiempo. Las intervenciones deben ser puntuales, a menos que se trate de una exposición o conferencia, hablando dos o tres minutos para dar espacio a mucha participación, quien modere la reunión debe dar la palabra ágilmente, absteniéndose de dar su propio punto de vista tras cada una de las participaciones. La discusión se centra en un punto a resolver, pueden existir distintos argumentos y puntos de vista, pero de ninguna manera se ha de caer en discusiones personales. La exposición de las ideas van acompañadas del máximo respeto, sin ironías, insultos o descalificaciones. Evitando las tergiversaciones de las palabras cualquiera para lograr una descalificación fulminante.
En el colectivo debemos trabajar para llegar unidos a conclusiones y acuerdos, sin construir minorías que se opongan al sentir general o mayorías que aplasten por la fuerza de su número. Por el contrario en un ejercicio paciente busquemos lograr consensos y a quien no le convencen las decisiones, aunque debe respetar la decisión democrática no se le debe excluir, marginar o humillar de ninguna manera.
Dado que los problemas son colectivos y se tiene un objetivo común, lo más probable es que se logre el consenso en muchas ocasiones. Construir una cultura de nuevo tipo es arduo, caer en las viejas formas de hacer las cosas es hasta cierto punto natural, pero solo actuando de diferente manera a las del pasado que hicieron fracasar la lucha se lograrán frutos en estos tiempos nuevos, en los que todo es ya diferente.
Ahora se trata de que el pueblo tome el poder y lo defienda.
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