Emilia Anguiano
Encontramos etiquetitas en cada una de nuestras frutas, sellitos en cada uno de nuestros huevos, ETC., pero estos no indican la fecha de cultivo o recolección. ¿No se han fijado que ahora ya no comemos diferentes alimentos en las diferentes temporadas del año, sino que están disponibles todo el año, aunque fluctúan los precios? Pero no es porque las técnicas de cultivo han mejorado sino porque son refrigerados y conservados por meses y a veces años para entrar al mercado cuando haya necesidad. Pero ¿cuál es el "precio" que tenemos que pagar por esta "comodidad"?
Comemos alimentos que han sido cosechados verdes, cubiertos de antibacterianos para preservarlos, refrigerados por largo tiempo, rociados con agentes maduradores, etc. Así es como nuestros plátanos, aunque están verdes, ya se están pudriendo, nuestros huevos recién comprados se escurren a todo lo ancho del sartén y las cebollas se pudren de adentro para afuera, en fin, cubiertas de preservativos tóxicos y cancerígenos, llegan a nuestra mesa sin que tengamos oportunidad de elegir otra alternativa. Esto requiere además de una gran cantidad de energía para su refrigeración, conservación, almacenamiento, para la fabricación de los químicos conservadores, maduradores y demás.
Para producir los alimentos para alimentar esta perversa cadena, se producen por medio herbicidas y plaguicidas nocivos para la salud, además de que la tierra se vuelve dependiente de estos agroquímicos ya que se erosiona por su mal manejo, los monocultivos, la falta de hierbas y árboles que la protegen, etc. una de las causas de la progresiva desertificación que amenaza a nuestro planeta. La fabricación de estos agroquímicos también requiere grandes cantidades de energía. Ejemplo de ello es que en Estados Unidos el 40% de la energía que se consume es para la producción, manejo y distribución de alimentos. La agroindustria, motivada por la obtención de ganancias, no solo satisface la demanda, sino la modula y promueve para aumentar en consumo. Ejemplo de esto es el que un producto se encuentre disponible todo el año y no solo en temporada, acostumbrando al consumidor a comprarlo todo el año, aunque sea a precios 10 o
20 veces mayor, como el aguacate y la manzana. Otro ejemplo es el conectar el consumo de un determinado alimento a una ocasión especial, como el guacamole al super bowl.
Para lograr esta disponibilidad se refrigeran los productos por largas temporadas, lo que requiere grandes cantidades de energía además de recolectar los vegetales en forma prematura cuando aún están verdes y no han absorbido los nutrientes necesarios obteniendo vegetales con bajo nivel alimenticio. Además, son rociados con agentes antibacteriales para retardar su descomposición los cuales entran al organismo acabando con nuestra flora intestinal y dañando nuestra salud. Luego van a parar al desagüe y a los ríos y mantos acuíferos. Estos agentes antibacteriales también llegan al medio ambiente y matan a las bacterias que tienen una función específica dentro del ciclo de la vida causando daños inconmensurables al sistema biológico.
En este almacenaje ocurren otras cosas indeseables como que las semillas viejas y que en realidad empiezan a estar rancias son mezcladas con semillas nuevas para venderlas como tales, por eso encontramos algunas rancias cuando las consumimos. De la misma manera, los huevos que son recolectados son almacenados mientras que los almacenados son los que nos venden de modo que recibimos huevos viejos que ya no están frescos.
La excesiva demanda de energía, sumada al consumo de energía en otros ámbitos, es otro gran negocio perverso y por lo tanto, no se hacen esfuerzos para reducir el consumo de energía. Motivo de otro artículo será el analizar cómo se utiliza este consumo de energía y la supuesta renovación a energías "limpias" destruyendo infraestructuras funcionales para sustituirlas con otras "limpias" y endeudando a los países, que comprometidos a sumarse al combate contra el “cambio climático” se endeudan para implementar infraestructuras para la producción de “energías limpias”, difusión de información (veraz o no) y otras estrategias para enfrentar el cambio climático. O cómo España y otros países “invaden” o “reconquistan” a los países de América Latina y África por medio de millonarios contratos con sus gobiernos para el abastecimiento de energía.
La codiciosa agroindustria es la que tiene esta visión del negocio de la alimentación
de generar y satisfacer la demanda con grandes ganancias. Es bien conocido el abuso a los animales por parte de las industrias, aunque en sus empaques nos pongan vaquitas contentas que hasta nombre tienen. Por otro lado, el campesino, produce nuestros alimentos respetando a la tierra y la naturaleza estos productos se introducen a los centros de consumo sin que pasen por la costosa y nociva refrigeración, aunque muchas veces estos mismos industriales compran estos productos para ser refrigerados y rociados de conservadores también. Estos campesinos deberían de ser apoyados por el gobierno, no con una cantidad mínima de asistencia social que finalmente frena la producción, sino con obras de riego, equipos y herramientas, sistemas de comercialización, etc. Con programas de reforestación para revertir la deforestación con las especies originales y no con árboles que en corto tiempo producen madera de baja calidad que será utilizada como combustible en el futuro, al considerarse energía renovable, aun cuando produce igual o más gases invernadero que los hidrocarburos. Este es otro de los ciclos de este perverso proceso de conversión a energías "limpias", que es uno de los pilares del "nuevo orden mundial". El tema del calentamiento global o lo que ahora se nombra como cambio climático, o cualquier destrucción del medio ambiente que amenaza nuestra existencia en este planea es causada por el consumo desmedido, el consumismo, la obsolescencia programada, la fabricación de productos “chatarra”, la minería y extracción desmedida y en general, las prácticas industriales motivadas por el enriquecimiento ciego y estúpido que guía a estos industriales. El “consumidor” como se han dado en llamarlo, realmente no tiene mucha injerencia ni responsabilidad en este asunto, como se le quiere hacer pensar.
Durante el gobierno de Abelardo L. Rodríguez se reformó el artículo 27 por decreto de 10 de enero de 1934 creando el ejido, estableciéndose el procedimiento para el reparto agrario y nombrando al presidente «Suprema autoridad agraria». Lázaro Cárdenas del Río repartió 18 millones de hectáreas, beneficiando a más de 51 mil 400 campesinos. Tristemente, Carlos Salinas de Gortari da marcha atrás a la Reforma Agraria con un decreto que modifica el artículo 27 constitucional permitiendo la venta del ejido y cancelando el derecho de los grupos agrarios al reparto de la tierra. Esta reforma no tiene su origen en el contexto nacional, ya que en la LVIII asamblea de la COPARMEX, en 1991, se anunció que la cuestión agraria sería parte de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre EE. UU., Canadá y México. ¡Increíble! ¿no? Esto por supuesto abrió las puertas a que el campo cayera en manos extranjeras, pieza clave de esta cadena viciosa.
Por eso y por muchas otras razones... LA TIERRA ES DE QUIEN LA TRABAJA. Algunas referencias:
Pescado congelado y pollo inyectado https://youtu.be/PLsoMWFmmt4
Manzanas refrigeradas: https://youtu.be/Oxw-NTcSgAw?t=669
Hasta para los niños existe esta información: https://youtu.be/Ff1ecYv24-E?t=352
Todo sobre el Código PLU: https://www.ifpsglobal.com/Portals/22/IFPS%20Documents/IFPS%20Mexico/Gu%C3%ADa%20de%20Implementaci%C3%B3n%20-%20Productor%20V2.1.pdf
Lecturas interesantes:
El derecho agrario mexicano y la Constitución de 1917.Colección INEHRM https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/4452-el-derecho-agrario-mexicano-y-la-constitucion-de-1917
Chávez Padrón, Martha, Derecho Agrario En México, El / 19 Ed. / Pd. https://www.elsotano.com/libro/derecho-agrario-en-mexico-el-19-ed-pd_10255916
Mayor cáncer en los vegetarianos (¿En serio?)
Significado de las etiquetitas en la fruta
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