
Pablo Moctezuma Barragán
Las medidas arbitrarias de Washington, encabezado por Donald Trump, contra México, y los efectos negativos que éstas tendrán en la economía y la población mexicana, muestran claramente el nivel de subordinación y dependencia en que ha hundido a nuestro país el proyecto de integración a Norteamérica iniciado por Carlos Salinas de Gortari para, supuestamente, pasar al “Primer mundo”. Por el contrario, el neoliberalismo impulsado por el PRI y el PAN abrió paso al neocolonialismo, al dominio y la injerencia del vecino país en nuestras tierras.
Que México dependa en un 80% de las exportaciones de Estados Unidos coloca a nuestro país en una condición de extrema vulnerabilidad y viola todos los principios de una economía sana que en primer lugar debe enfocarse en el mercado interno y en segundo lugar al mercado externo que debe ser diversificado.
Es sabido que la economía mexicana debe basarse en sus propias fuerzas, porque sin soberanía económica no existe la soberanía política. El mercado externo debe ser un mero complemento, pero no el centro de nuestro esfuerzo productivo, ni de nuestro consumo. Es prioritario que se impulse el desarrollo productivo nacional para que florezcan todas nuestras potencialidades y una vez satisfechas las necesidades internas, se debe atender el mercado externo, sin depender de un solo país, buscando – por difícil que sea - varios destinos a nuestras mercancías.
No podemos depender de un vecino y menos de uno agresivo y ventajoso. Con el Tratado de Libre Comercio, Salinas de Gortari nos puso a competir con la economía de Estados Unidos, 20 veces mayor, provocando la debacle de nuestra agricultura y nuestra industria. Además, dio plena entrada a las empresas extranjeras que llegaron atraídas por nuestra mano de obra barata, facilidades fiscales y nulos controles ambientales. Actualmente el 60% de las exportaciones “mexicanas”, no son del país sino de corporaciones extranjeras instaladas en nuestro suelo y explotando a la clase trabajadora concentradas en sectores clave como la manufactura, la electrónica y la industria maquiladora y automotriz.
El modelo neoliberal que impulsó Salinas y que favoreció a las corporaciones extranjeras y nacionales, ha provocado un nulo crecimiento de la economía, de alrededor del 2%, mínimo comparado con el 6% que creció México durante las décadas previas, además de la migración de más de 10 millones de mexicanos.
Hoy están a la luz del día las nefastas acciones de Salinas quien inició una integración económica que luego se convirtió en política y – lo más grave - militar con Zedillo, Fox, Calderón y Peña durante el prianato. Esa herencia maldita debe ser revertida si queremos avanzar en la transformación del país.
La situación actual muestra lo nefasto que resultó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el tratado de Trump, que ha sido pretexto para frenar la transformación en el modelo agrícola, para recuperar la soberanía alimentaria, dado que importamos casi la mitad de los alimentos, y compramos anualmente, alrededor de 20 millones de toneladas de maíz, además sirvió para torpedear la prohibición del maíz transgénico.
El modelo impulsado por Salinas de integrarnos a Norteamérica, ha golpeado enormemente la soberanía de México, colocándonos al servicio de “la región”, es decir de Estados Unidos, con todos los costos y ninguna ventaja para nuestro país, al que ocasionó bajo crecimiento, migración, desempleo, bajos salarios, endeudamiento, sistema de salud colapsado, retroceso educativo, un extractivismo exagerado y la afectación de la madre tierra.
Desde la firma del TLCAN se disparó el narcotráfico y el crimen organizado, lo que llevó a la “globalización del crimen” promovido por EU que arma a los carteles, les compra la droga, la distribuye en su territorio, lava el dinero y usa el tema como pretexto para la injerencia en otros países, como hoy hace Trump.
La solución para México y su pueblo es la soberanía, porque tenemos una población trabajadora y calificada, enormes recursos naturales y grandes riquezas que nos da la naturaleza. No conviene estar atados a un imperio decadente y en plena caída, con divisiones internas irreconciliables y que nos quiere atar a su carro de guerra.
En el “multipolarismo” que se impone hoy, Washington busca negociar con Rusia, abandona a Europa y se concentra en adueñarse de todo el continente americano desde Groenlandia, Canadá y México hasta Sudamérica y el Caribe, siguiendo la Doctrina Monroe, “América para los americanos”, EU se prepara para enfrentar a China obligándonos a “integrarnos” a sus planes de guerra y dominio mundial.
Para México la situación es peligrosa porque en el nuevo reparto del mundo nos quieren someter al dominio total de Estados Unidos. Por eso, por encima de la “región norteamericana”, el “multipolarismo” y la “integración”, debemos defender la soberanía, la plena independencia de México, que no ha de ser apéndice de nadie y menos de la potencia yanqui, porque estamos geopolíticamente en su “polo”.
El diario The Wall Street Journal citando a funcionarios mexicanos, informó el viernes 28 de febrero que el Secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, advirtió a altos mandos mexicanos que el Ejército estadounidense está dispuesto a tomar medidas unilaterales dentro de México si este no atiende las exigencias de la administración de Donald Trump relacionadas con el control fronterizo y la lucha contra los cárteles de la droga. De este modo, Estados Unidos amenaza a México con acciones unilaterales dentro del país si no asegura la frontera común e impide el tráfico de drogas y armas.
Hay múltiples razones para abandonar no solo el TMEC sino todos los tratados militares con EU que amenazan nuestra soberanía: ni el TLCAN ni el TMEC han ayudado a tener una economía sana, en crecimiento, con empleos, salarios dignos, respeto a la naturaleza ; la integración económica ha llevado a la integración política y militar; Trump ha roto con el TMEC que él mismo promovió; además de las constantes amenazas de invasión a nuestro territorio.
Estamos en una emergencia nacional y hace falta fortalecer las finanzas federales para atender las graves repercusiones que se avecinan por la oleada de deportaciones y la crisis económica derivada de las políticas de Trump.
La solución para tener finanzas públicas y enfrentar la situación, es suspender el pago de la deuda pública y auditarla para renegociarla en beneficio propio, realizar una reforma fiscal progresiva para que paguen lo debido las grandes corporaciones, las mineras, los bancos y un impuesto a las grandes fortunas. Así, el gobierno federal estará en condiciones de fortalecer el presupuesto federal para hacer frente a las urgentes necesidades y contar con fondos para empleos, mujer, salud, producción de vacunas, medicina tradicional, alimentos, explotación del litio, y para fomentar la producción nacional y de pequeños productores.
Debemos desarrollar nuestra ciencia y tecnología, la industria nacional, el sector agropecuario, nuestros servicios, en cada región, en cada comunidad, en todo el país. No a la integración de México a EU y sí a la soberanía política, económica y militar. Por la soberanía alimentaria, energética, en salud y vacunas, sin dependencias del extranjero que provoca adicciones, violencia y guerra.
Frente a los planes y demandas de Trump, el pueblo de México ha de desarrollar su propio programa y unirse en torno a sus propias demandas. Es un pueblo que se ha forjado en una historia de luchas por la transformación, que ha crecido en la resistencia, que tiene soluciones y debe desarrollar su poder político para implementarlas, contrarrestando las amenazas externas.
Debe desarrollarse una amplia acción de masas y contundentes movilizaciones sociales para impulsar al gobierno a tomar las medidas de emergencia que atiendan la agenda del pueblo y no la de los oligarcas gringos.
La presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo tiene todo el apoyo del pueblo, de las y los mexicanos en cada una de las medidas que tome en defensa de nuestra soberanía.
A 500 años del magnicidio de Cuauhtémoc, máximo héroe de la resistencia, quien llamó a la alianza de todos los pueblos para enfrentar la injerencia extranjera y el colonialismo, siguiendo su ejemplo es la hora de luchar enérgicamente, contra el neocolonialismo, para que salga nuestro nuevo sol y que México se levante y alcance gran fuerza.
Nuestra lucha para salir adelante, es integral y polifacética. Impulsemos la soberanía popular, base de la soberanía nacional. Luchemos por la plena soberanía, política, económica, cultural y militar, por la soberanía alimentaria y energética base de la soberanía económica. Por la soberanía regional y local, que sostiene la soberanía nacional. Desde las comunidades y en todo el país. Es la hora del pueblo.
Frente a las amenazas de Trump, la fuerza de México radica en su clase trabajadora y el pueblo organizado. El pueblo debe decidir, construir su propia agenda, impulsar acciones cada vez más fuertes, actuar para que se tomen las medidas adecuadas y luchar por sus derechos. La unidad y la resistencia colectiva organizada del pueblo es lo que dará impulso y base a la consolidación de la soberanía de México. ¡Le corresponde al pueblo proponer un proyecto de nación! ¡El pueblo es el que debe decidir!
Debe prevalecer la más amplia unidad en las acciones que reúnan a organizaciones de muchos frentes de lucha y a personas de todos los ámbitos, de todos los orígenes, religiones, nacionalidades, edades, géneros o estilo de vida para defender a nuestra Patria. En México hay miles de movimientos dispersos, es la hora de la organización y la resistencia, que el pueblo tenga su palabra, es la hora de unirnos y luchar por la Soberanía.
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